EL OTRO DIVINO

AQUELLA TARDE NO SALIÓ A JUGAR A LA CALLE CON LOS DEMÁS NIÑOS, sólo el pensamiento de que algo ocurriría podia privarle de un rato de diversión, era casi lo único que le hacía feliz.
Angel que así decidió ponerle su madre gracias entre otras cosas a las insistencias de Israel, había cumplido ocho años hacía sólo unas semanas. Era un pequeño normalque acudía a un colegio público de las afueras de la ciudad, y hasta ese día nunca había demostrado nada extraordinario a los demás,
pero aquella tarde sería diferente.
El reloj marcaba las seis de la tarde en aquel día de invierno que posiblemente fuése uno de los más fríos de los últimos años. En aquel viejo y pequeño piso de alquiler era imposible pasar sin suficiente ropa de abrigo con la que combatir aquellas temperaturas. Era el segundo día con la calefacción averiada.
Angel se dirigió del salón a su cuarto donde sobre una pequeña mesa desconchada de sus tres capas de pintura, estába un pequeño portaretratos de su madre junto a Israel. La cogió y muy despacio salió del piso para dirigirse al de su vecino. Tuvo la sensación de que tenía que hacerlo, una fuerza extraordinariale empujaba para avisar a todas las personas de su bloque de que saliesen a la calle.
Angel pese a su corta edad no tuvo reparo en llamar a todos e insistir en que debían de bajar y salir del edificio. Sin dar ningún tipo de explicación consiguió que poco a poco todos saliésen, sólo y gracias a su mirada ellos vieron que no era la de siempre, algo que no era normal sucedía. Todos , bueno casi todos, ya que don Manuel, el vecino gruñón del cuartose negaba, y sólo lo hizo más que por convicción por curiosidad.
Habían pasado más de diez minutos en los que todos esperabán con impaciéncia para que Angel contase que pasaba, que por qué les había reunido a todos.
Callaba. Su silencio y el frío que comenzaba a hacer mella en sus cuerpos comenzó a revelarse en su contra y algunos comenzaban a deshacer su caminoy volver a casa, al menos allí no pasarían tanto frío, pensaban.
Cuando prácticamente todo el mundo se daba la vuelta, de repente, cuando nadie lo esperaba, en tan solo una décima de segundo, la vida de todos cambio;
¡¡¡BUUMMMM!!!

Algunos vecinos lloraban, otros reían, confusión del momento hizo que alguno de ellos tuviése que sentarse sin saber muy bien que estába pasando.
Realmente nadie sabía que sucedía, sólo que el edificio en ese momento des pués de un grán estruendo ardía sobre el balcón del segundo piso.
Nadie había sufrido daño alguno.

Sirenas,
bomberos, policías, ambuláncias,.....
Angela lloraba...

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